Fluir con los acontecimientos

“No pretendas que las cosas ocurran como tú quieres.

Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz”:

Epicteto

 

Lluvia. Sol. Calor. Frío. Cambio constante en el clima que debemos enfrentar a diario. Y ante el clima variable surge la queja incesante que se opone a la aceptación, a fluir con la vida. La queja sólo hace evidente que estamos anclados a una idea o que deseamos que las cosas fueran diferentes a como son en realidad. Nos quejamos porque la realidad no se ajusta a nuestros caprichos.IMG_2084

Si gracias a la lluvia nos encontramos atrapados en el tránsito de la hora pico, que nos impide llegar a donde queremos, siempre tenemos la opción de detenernos y disfrutar de la vista de la lluvia al caer. Podríamos incluso cantar al ritmo de la música en el estéreo o disfrutar de una agradable conversación con la persona a nuestro lado. Después de todo, no hay nada que podamos hacer al respecto. Si no puedes caminar bajo la intensa lluvia, detente y disfruta.

En la filosofía taoísta, esta actitud es la “no-accción”, que significa no interferir, no resistirse, no esforzarse en exceso, hacer sólo lo que es natural, fluir con los acontecimientos, estar en equilibrio con el mundo cambiante.

Parecería que la sugerencia es “no hacer”, tener una actitud pasiva, mas no es así. Más bien se trata de hacer lo que está en nuestras manos y dejar que lo que no depende de nosotros, simplemente suceda.

En palabras del filósofo estoico Epicteto: “Si no tienes ganas de ser frustrado jamás en tus deseos, no desees sino aquello que depende de ti”.

Cultivar la ecuanimidad, no permitirse turbar por nada, nos garantiza la tranquilidad de espíritu. Esta paz interior se consigue sólo a través de la práctica diaria, del ejercicio constante de la aceptación de aquello que no podemos cambiar. El dolor, el temor pueden manejarse mediante el ejercicio de la impasibilidad y de la comprensión de que no hay bueno ni malo, sólo cosas que suceden.

Cada momento es el mejor posible, así que hay que darle la bienvenida a lo cada situación traiga consigo.

Como dice Séneca: “Es feliz el que está contento con las circunstancias presentes, sean las que sean, y es amigo de lo que tiene”.

Las cosas no salieron como tú querías con tu pareja, no obtuviste el trabajo deseado. No todo lo que nos ocurre funciona bajo nuestra voluntad, muchos eventos están fuera de nuestro control. Al confiar en que todo sucede por alguna razón, quizás desconocida por nosotros en este momento, evitaremos que nuestras pasiones nos controlen y arrastren a la desesperación.

En ocasiones, aquello de lo que nos quejamos, las “desgracias”, pueden ser “bendiciones disfrazadas”. En el momento en que las estamos viviendo nos es imposible darnos cuenta del beneficio que traerán; sin embargo, si esperamos un poco podríamos llegar a descubrir lo positivo en ellas.

Hay un cuento relatado por Osho que ilustra muy bien la importancia de una actitud imperturbable ante la vida y que espero te ayude a comprender el sentido de la impasibilidad. Quizás hasta te motive a cultivar esta virtud. Haz click aquí para leer el cuento.

¿Tienes alguna vivencia para compartir en la que descubriste que algo que consideraste una calamidad al final trajo algo positivo a tu vida?

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